¿Cuáles son los desafíos, barreras y oportunidades de las ciudades pequeñas y medianas de la región para ser resilientes al clima?
Por
María José Pacha, Ebru Gencer y Manuel Winograd.Esta ha sido la pregunta principal que guió el taller Reflexiones sobre el planeamiento participativo e implementación de acciones para la resiliencia climática que se llevó a cabo en la Ciudad de Panamá los días 6 y 7 de Diciembre de 2017. En el mismo participaron integrantes de los municipios y organizaciones civiles de las ciudades de Santo Tomé (Argentina), Santa Ana (El Salvador) y Dosquebradas (Colombia). Estas tres ciudades están culminando un proceso que comenzó hace más de un año donde se fomentaron procesos participativos para identificar prioridades para la adaptación al cambio climático y poder ayudar a la toma de decisión. Compartimos aquí algunas de las reflexiones.
Sobre la informaciónEn el taller se reflexionaron sobre las dificultades que tienen las ciudades pequeñas y medianas para abordar procesos participativos, generar, compartir y validar información que ayude a la toma de decisión. Manuel Winograd, (Alterra) que lideró el proceso participativo para la exploración de opciones de adaptación y mitigación de las tres ciudades, indicó que
el desafío principal para la co-producción y validación de información es el tipo y la cantidad de datos disponibles. En algunas ciudades puede existir demasiados datos y en otras puede existir una deficiencia tanto en tipo de datos y en formatos adecuados. El desafío principal, puntualizó,
fue cómo usar información, que existe, aunque está en formatos diferentes y pertenecen a varias instituciones que muchas veces no la comparten, con el fin de explorar opciones para ciudades más resilientes sobre la base de los conocimientos de todos los actores.
Sobre ParticipaciónEste proyecto tuvo un importante componente de participación y
co-construcción de información, donde primero se identificaron los actores principales y las relaciones entre ellos, y se los entrevistó para conocer sus percepciones sobre las amenazas que implica la variabilidad y el cambio climático para sus ciudades. Se partió de este primer diagnóstico para luego realizar talleres de identificación, exploración y validación de las opciones para adaptarse y así definir la ruta hacia delante para planificar ciudades más resilientes. De este proceso participativo en varias etapas se aprendió que (a) inicialmente es necesario diferenciar entre aquellos actores que solo aportan su presencia y asistente a talleres y aquellos que tienen un real peso e influencia para acompañar los procesos; (b) que el portafolio de opciones debe ser política y socialmente relevante por un lado y técnica y financieramente sólido por el otro para dar señales claras sobre la implementación de las acciones. Esto evita que las opciones se basen en temas de moda, agendas públicas de corto plazo o intereses puntales; © otro punto importante que se recalcó de la experiencia de Dosquebradas es que la información técnica y la participación deben ir de la mano, como indicó Yuliana Montoya de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER) ¨este tipo de proyecto llama la atención sobre lo que las comunidades conocen del tema, en nuestra experiencia nos dimos cuenta de que falta conocimiento sobre el cambio climático y es necesario generar capacidad ciudadana¨.